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BORDADO DE BLUSAS

El vestir siempre ha sido un gran tema, no sólo por la necesidad de abrigo sino por las ganas de demostrar identidad y pertenencia. Podemos verlo a diario a nuestro alrededor aunque se ve fuertemente influenciado por la moda, la publicidad y el mercado. En el mundo precolombino y de los pueblos indígenas esto también sucede, cada individuo viste para comunicar, en sus ropas revela su relación con un grupo étnico y/o comunidad, su cosmovisión, oficio y gustos personales, es decir cuenta parte de su historia. Para tener mayor herramientas expresivas han desarrollado diferentes técnicas donde se mezclan conocimientos y motivos americanos con los llegados desde Europa, algunos más influenciados que otros. Dentro de las piezas ícono de la cultura mesoamericana y que hace referencia al mundo maya y azteca es el huipil. El huipil es una blusa o vestido adornado, puede ser tejido, brocado o bordado y dependiendo del clima y los materiales disponibles la tela puede variar: algodón, acrilán, manta o lana, y sobre él se pueden distinguir motivos geométricos, flores, animales y humanos. Hay un mundo infinito de blusas en México y Guatemala donde cada artista plasma su cosmos. Estas piezas de arte son valiosas no sólo por su belleza y discursos sino por el valor de uso, nos abrigan y protegen del entorno y nos hacen reconocer el textil como un objeto con un ciclo de vida, donde nace, se usa, se daña, se interviene, se hereda y a veces se transforma en nuevos objetos. El arte de América precolombina se conserva y sobrevive gracias a miles de artesanos que continúan su producción, una gran demostración de resistencia cultural.

Es importante recuperar la capacidad de comunicar quienes somos y perder el miedo a usar una prenda bordada, se dañará y es parte de su historia también.

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